sexta-feira, 16 de dezembro de 2011

segunda-feira, 3 de outubro de 2011

Esclavistas contra Lula

Por Martín Granovsky
Pueden pronunciar sians po. Es, más o menos, la fonética de sciences politiques. Con decir Sciences Po basta para aludir al encastre perfecto de dos estructuras, la Fundación Nacional de Ciencias Políticas de Francia y el Instituto de Estudios Políticos de París.
No es difícil pronunciar Sians Po. Lo difícil es entender, a esta altura del siglo XXI, cómo las ideas esclavócratas siguen permeando a gente de las elites sudamericanas.
Hoy a la tarde, Richard Descoings, director de Sciences Po, le entregará por primera vez el doctorado Honoris Causa a un latinoamericano: el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva. Hablará Descoings y hablará Lula, claro.
Para explicar bien su iniciativa, el director convocó a una reunión en su oficina de la calle Saint Guillaume, muy cerca de la iglesia de Saint Germain des Pres, en un contrafrente desde el que podían verse los castaños con hojas amarillentas. Meterse en la cocina siempre es interesante. Si uno pasa por París para participar como ponente de dos actividades académicas, una sobre la situación política argentina y otra sobre las relaciones entre la Argentina y Brasil, no está mal que se meta en la cocina de Sciences Po.
Le pareció lo mismo a la historiadora Diana Quattrocchi Woisson, que dirige en París el Observatorio sobre la Argentina Contemporánea, es directiva del Instituto de las Américas y fue quien tuvo la idea de organizar las dos actividades académicas sobre la Argentina y Brasil de las que también participó el economista e historiador Mario Rapoport, uno de los fundadores del Plan Fénix hace 10 años.
Naturalmente, para escuchar a Descoings habían sido citados varios colegas brasileños. El profesor Descoings quiso ser amable y didáctico. Sciences Po tiene una cátedra de Mercosur, los estudiantes brasileños acuden cada vez más a Francia, Lula no salió de la elite tradicional de Brasil, pero llegó al máximo nivel de responsabilidad y aplicó planes de alta eficiencia social.
Uno de los colegas preguntó si estaba bien premiar a quien se jacta de no haber leído nunca un libro. El profesor mantuvo su calma y lo miró asombrado. Quizá sepa que esa jactancia de Lula no consta en actas, aunque es cierto que no tiene título universitario. Tan cierto es que cuando asumió la presidencia, el 1º de enero de 2003, levantó el diploma que les dan en Brasil a los presidentes y dijo: “Lástima que mi mamá se murió. Ella siempre quiso que yo tuviera un diploma y nunca imaginó que el primero sería el de presidente de la república”. Y lloró.

“¿Por qué premian a un presidente que toleró la corrupción?”, fue la siguiente pregunta.
El profesor sonrió y dijo: “Mire, Sciences Po no es la Iglesia Católica. No entra en análisis morales, ni saca conclusiones apresuradas. Deja para el balance histórico ese asunto y otros muy importantes, como la electrificación de favelas en todo Brasil y las políticas sociales”. Y agregó, tomando Le Monde: “¿Qué país puede medir moralmente hoy a otro? Si no queremos hablar de estos días, recordemos cómo un alto funcionario de otro país debió renunciar por haber plagiado una tesis de doctorado a un estudiante”. Hablaba de Karl-Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa de Alemania hasta que se supo del plagio.

Más aún: “No excusamos, ni juzgamos. Simplemente no damos lecciones de moral a otros países”.
Otro colega preguntó si estaba bien premiar a quien una vez llamó “hermano” a Muamar Khadafi.
Con las debidas disculpas, que fueron expresadas al profesor y a los colegas, la impaciencia argentina llevó a preguntar dónde había comprado Khadafi sus armas y qué país refinaba su petróleo, además de comprarlo. El profesor debe haber agradecido que la pregunta no citara, con nombre y apellido, a Francia e Italia.
Descoings aprovechó para destacar en Lula “al hombre de acción que modificó el curso de las cosas”, y dijo que la concepción de Sciences Po no es el ser humano como “los unos o los otros” sino como “los unos y los otros”. Marcó mucho el et, “y” en francés.
Diana Quattrocchi, como latinoamericana que estudió y se doctoró en París tras salir de una cárcel de la dictadura argentina gracias a la presión de Amnistía Internacional, dijo que estaba orgullosa de que Sciences Po le diera el Honoris Causa a un presidente de la región y preguntó por los motivos geopolíticos.
“El mundo se pregunta todo”, dijo Descoings. “Y tenemos que escuchar a todos. El mundo no sabe siquiera si Europa existirá el año que viene.”
En Siences Po, Descoings introdujo estímulos para que puedan ingresar estudiantes que, se supone, corren con desventaja para aprobar el examen. Lo que se llama discriminación positiva o acción afirmativa y se parece, por ejemplo, a la obligación argentina de que un tercio de las candidaturas legislativas deban ser ocupadas por mujeres.

Otro colega brasileño preguntó, con ironía, si el Honoris Causa a Lula formaba parte de la política de acción afirmativa de Sciences Po.
Descoings lo observó con atención antes de contestar. “Las elites no son sólo escolares o sociales”, dijo. “Los que evalúan quiénes son mejores son los otros, no los que son iguales a uno. Si no, estaríamos frente a un caso de elitismo social. Lula es un tornero que llegó a la presidencia, pero según tengo entendido no dio un ingreso sino que fue votado por millones de brasileños en elecciones democráticas.”
Como Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff en la Asamblea General de Naciones Unidas, Lula viene insistiendo en que la reforma del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial está atrasada. Dice que esos organismos, así como funcionan, “no sirven para nada”. El grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) ofreció ayuda a Europa. China sola tiene el nivel de reservas más alto del mundo. En un artículo publicado en El País, de Madrid, los ex primeros ministros Felipe González y Gordon Brown pidieron mayor autonomía para el FMI. Quieren que sea el auditor independiente de los países del G-20, que integran los más ricos y también, por Sudamérica, la Argentina y Brasil. O sea, quieren lo contrario de lo que piensan los Brics.
En medio de esa discusión llegará Lula a Francia. Conviene hacerle saber que, antes de recibir el doctorado Honoris Causa de Sciences Po, debe pedir disculpas a los elitistas de su país. Un obrero metalúrgico no puede ser presidente. Si por alguna casualidad llegó a Planalto, ahora debería guardar recato. En Brasil, la casa grande de las haciendas estaba reservada a los propietarios de tierras y esclavos. Así que Lula, ahora, silencio por favor. Los de la casa grande se enojan.

martin.granovsky@gmail.com

terça-feira, 30 de agosto de 2011

terça-feira, 23 de novembro de 2010

quarta-feira, 27 de outubro de 2010

De Carlos Moura, com carinho, para Noblat

Carta Aberta De Carlos Moura, com carinho, para Noblat

publicada terça-feira, 26/10/2010 às 17:57 e atualizada terça-feira, 26/10/2010 às 18:36

Publico a carta aberta de Carlos Moura (aposentado, fotógrafo, redator de jornal de interior, sócio de uma pequena editora de livros clássicos e coordenador da Ação da Cidadania em Além Paraíba-MG) para o jornalista de “O Globo” Ricardo Noblat.

===

Noblat
Quem é você para decidir pelo Brasil (e pela História) quem é grande ou quem deixa de ser? Quem lhe deu a procuração? O Globo? A Veja? O Estadão? A Folha?
Apresento-me: sou um brasileiro. Não sou do PT, nunca fui. Isso ajuda, porque do contrário você me desclassificaria, jogando-me na lata de lixo como uma bolinha de papel. Sou de sua geração. Nossa diferença é que minha educação formal foi pífia, a sua acadêmica. Não pude sequer estudar num dos melhores colégios secundários que o Brasil tinha na época (o Colégio de Cataguases, MG, onde eu morava) porque era só para ricos. Nas cidades pequenas, no início dos sessenta, sequer existiam colégios públicos. Frequentar uma universidade, como a Católica de Pernambuco em que você se formou, nem utopia era, era um delírio.
Informo só para deixar claro que entre nós existe uma pedra no meio do caminho. Minha origem é tipicamente “brasileira”, da gente cabralina que nasceu falando empedrado. A sua não. Isto não nos torna piores ou melhores do que ninguém, só nos faz diferentes. A mesma diferença que tem Luis Inácio em relação ao patriciado de anel, abotoadura & mestrado. Patronato que tomou conta da loja desde a época imperial.
O que você e uma vasta geração de serviçais jornalísticos passaram oito anos sem sequer tentar entender é que Lula não pertence à ortodoxia política. Foi o mesmo erro que a esquerda cometeu quando ele apareceu como líder sindical. Vamos dizer que esta equipe furiosa, sustentada por quatro famílias que formam o oligopólio da informação no eixo Rio-S.Paulo – uma delas, a do Globo, controlando também a maior rede de TV do país – não esteja movida pelo rancor. Coisa natural quando um feudo começa a dividir com o resto da nação as malas repletas de cédulas alopradas que a União lhe entrega em forma de publicidade. Daí a ira natural, pois aqui em Minas se diz que homem só briga por duas coisas: barra de saia ou barra de ouro.
O que me espanta é que, movidos pela repulsa, tenham deixado de perceber que o brasileiro não é dançarino de valsa, é passista de samba. O patuá que vocês querem enfiar em Lula é o do negrinho do pastoreio, obrigado a abaixar a cabeça quando ameaçado pelo relho. O sotaque que vocês gostam é o nhém-nhém-nhém grã-fino de FHC, o da simulação, da dissimulação, da bata paramentada por láureas universitárias. Não importa se o conteúdo é grosseiro, inoportuno ou hipócrita (“esqueçam o que eu escrevi”, “ tenho um pé na senzala” “o resultado foi um trabalho de Deus”). O que vale é a forma, o estilo envernizado.
As pessoas com quem converso não falam assim – falam como Lula. Elas também xingam quando são injustiçadas. Elas gritam quando não são ouvidas, esperneiam quando querem lhe tapar a boca. A uma imprensa desacostumada ao direito de resposta e viciada em montar manchetes falsas e armações ilimitadas (seu jornal chegou ao ponto de, há poucos dias, “manchetar” a “queda” de Dilma nas pesquisas, quando ela saiu do primeiro turno com 47% e já entrou no segundo com 53 ) ficou impossível falar com candura. Ao operário no poder vocês exigem a “liturgia” do cargo. Ao togado basta o cinismo.
Se houve erro nas falas de Lula isto não o faz menor, como você disse, imitando o Aécio. Gritos apaixonados durante uma disputa sórdida não diminuem a importância histórica de um governo que fez a maior revolução social de nossa História. E ainda querem que, no final de mandato, o presidente aguente calado a campanha eleitoral mais baixa, desqualificada e mesquinha desde que Collor levou a ex-mulher de Lula à TV.
Sordidez que foi iniciada por um vendaval apócrifo de ultrajes contra Dilma na internet, seguida das subterrâneas ações de Índio da Costa junto a igrejas e da covarde declaração de Monica Serra sobre a “matança de criancinhas”, enfiando o manto de Herodes em Dilma. Esse cambapé de uma candidata a primeira dama – que teve o desplante de viajar ao seu país paramentada de beata de procissão, carregando uma réplica da padroeira só para explorar o drama dos mineiros chilenos no horário eleitoral – passou em branco nos editoriais. Ela é “acadêmica”.
A esta senhora e ao seu marido você deveria também exigir “caráter, nobreza de ânimo, sentimento, generosidade”.
Você não vai “decidir” que Lula ficou menor, não. A História não está sendo mais escrita só por essa súcia de jornais e televisões à qual você pertence. Há centenas de pessoas que, de graça, sem soldos de marinhos, mesquitas, frias ou civitas, estão mostrando ao país o outro lado, a face oculta da lua. Se não houvesse a democracia da internet vocês continuariam ladrando sozinhos nas terras brasileiras, segurando nas rédeas o medo e o silêncio dos carneiros.

Carlos Torres MouraAlém Paraíba-MG